Deconstrucción no es sólo una palabra que le compete al feminismo
Es un término puramente filosófico que nos está bombardeando por todos lados hoy en día. Y como estamos en la zona de guerra, no nos queda más que entenderlo desde sus distintas aristas. Analizar su función, entender por qué existe y, sobre todo, dónde existe. Ya saben, comprenderlo para ejercerlo… o no.
Esta palabra fue acuñada por el filósofo Jacques Derrida para nombrar a la estrategia que se lleva a cabo dentro de la filosofía al momento de replantear las ideas de un discurso. Deconstruir no es destruir ni volver a construir. En palabras claras y usando la lógica, la deconstrucción es romper la estructura de algo para visibilizar cada una de sus partes. Y aunque fuera un concepto que inició utilizándose sólo en la filosofía para pasar luego a la literatura, ahora dio un salto invasivo a lo social, principalmente en el feminismo.
Es así que se puede definir a la deconstrucción como el hecho de evaluar los componentes que forman una ideología o comportamiento humanos, primero para entenderlo y luego para el fin que convenga, ya sea acabar con eso, mejorarlo o sólo conocerlo.
En este serial, se hablará de la deconstrucción en la música, y he de alertar: aprenderemos y analizaremos juntas y juntos. Poco a poco descubriremos por qué es un tema que da tanto de sí. Y no sólo en la música, sino en muchos otros ámbitos de los cuales – quizá – alguna o algún compañera/o tomará para compartirles.
Yo compartiré con ustedes este camino dentro del universo deconstructivo de la música donde se harán presentes el sinfín de elementos que conforman el – amplísimo – mundo de la música: productores y productoras, artistas, representantes, géneros, espacios y bueno… mucho, en serio mucho, mucho más. Así que, sin duda, estaremos aquí por un rato, seguramente sin terminar.

Esta ocasión, por si no fuera bastante obvio, le corresponde a la mujer. Pero hay que ir con calma. Primero, como se dijo ya, la deconstrucción no sólo está implicado con el feminismo, pero por una razón, este movimiento lo ha explotado tanto al punto de hacerlo parecer propio: tiene un objetivo que destruir, y para ello, necesita deconstruirlo primero. Y si, es lo que seguramente estás pensando: el machismo.
Pero el objetivo no es volver esto una cátedra sobre el feminismo y el machismo, porque son conceptos que deberíamos tener todos entendidos al menos en un sentido muy básico. Aquí, el objetivo es hablar de las mujeres en la industria musical y la deconstrucción a desarrollarse. Les dejo aquí algunos ejemplos:
¿Ya viste we? ¡Está tocando una morra!
Si, hoy en día todavía se hacen presentes las y los sorprendidas/os cuando una mujer está arriba de un escenario. Pero eso no es lo peor, pues hay quienes enfocan su atención hacia ella, no por apoyarla o apreciar sus habilidades, sino para buscarle debilidades, o criticar con exquisitez su buen o mal desempeño.
La mujer música vive la desvalorización de una preparación musical, sobretodo las instrumentistas, porque hace años sólo se podía ver a una mujer cantando, y eso «sí tenía la habilidad nata», porque tocar música o componer es algo que requiere estudio; y antes, recordémoslo, a la mujer le era arrebatado su derecho a la educación.
Por eso, cuando la mujer empezó a estudiar música, fue motivo de sorpresa para todos que «si pudiera hacerlo». Hoy en día lo admirable ya no debe ser que esté en un escenario haciendo e interpretando música sólo porque tiene vulva, en dado caso, que lo plausible sean sus habilidades en sí, sin importar su género.
Las composiciones
Ahora bien, ¡aguas! con lo que se escucha, con lo que se compone y con cómo o para qué se compone. El lenguaje musical influye en los escuchas, porque al final de cuentas, construye mensajes que llegan a un receptor y tiene consecuencias.
La música ha funcionado como una vía para desarrollar el machismo y la misoginia con letras que agreden a la mujer, y esto mismo, en la actualidad, da un salto a lo visual con videoclips en donde, de alguna u otra forma se muestra a la mujer como sexo inferior o despreciable por determinados motivos. Esto no sucede sólo en géneros musicales específicos, desafortunadamente. Pues aunque pudiera existir alguna tendencia por abordar estos temas en determinados ritmos populares, estas formas de pensar no son propias de un sólo grupo social, sino que pueden pertenecer a cualquiera; y es por eso que las composiciones que atacan a la mujer, se han presenciado en todo tipo de música.
Y ojo: que este tipo de violencia – porque eso es lo que es -, es ejercida tanto por hombres como por mujeres lo que, a mi parecer, resulta todavía peor.
Existen canciones compuestas o interpretadas por mujeres en las que están atacando a alguien de su mismo sexo, generando un sentimiento de rivalidad y muy poco sororo que finalmente se proyecta en su público. Cuando alguien escucha a su artista favorito, todo lo aplaude, incluso este tipo de mensajes, y muchas veces también, se termina replicando.

Tanto en el caso de músicos como en el de músicas que han dedicado sus composiciones a los discursos en contra de la mujer, en respuesta se ha derivado una ola de canciones que enaltecen el poder femenino y que afortunadamente suman mucho a la lucha feminista. Actualmente ya nadie quiere ser “cancelado” y es por ello que cuidan tanto sus contenidos, tanto sonoros como visuales.
Aun así, el registro de la música misógina y machista sigue vigente, es posible acceder a ella para, 1 de 2; analizarla para comprender el contexto en el que fue creada y formar una crítica que ayude a continuar con el cambio de estas ideologías, o replicarla para que nunca deje de existir ese discurso.
… pero que se vea guapa, para que jalemos más
Por último, pero no por ello menos indignante, a raíz del desenvolvimiento de la mujer en la industria de la música, no sólo como cantante sino también como instrumentista se derivó una situación contraproducente; la sobreexplotación de la imagen femenina.
Intencionalmente o no, se comenzó a utilizar la imagen de la mujer empoderada haciendo música para propiciar el éxito de cualquier proyecto musical. Y es que sí; es distinto generar todo un ambiente de reconocimiento hacia las habilidades musicales de la mujer a recalcar tanto su presencia, además con una buena imagen estereotipada construída, haciendo que parezca meramente una estrategia publicitaria.
Más allá de procurar un estilo en específico, arreglarse de cierta forma o cuidar una imagen, el hecho de usar a la mujer (en cualquier posible faceta) como herramienta de éxito, es algo que debe criticarse mucho más como parte de esta deconstrucción en la música.
Y así como esto último, todo lo anterior es parte de la deconstrucción de ritmos, melodías, armonías, ritmos y más que se estará intentando hacer en este serial. (…)
Para finalizar dejo este recordatorio, a manera también de resumen: las mujeres en la música no están en esto por ser mujeres; lo están simplemente porque quieren y pueden.
